Por: César Ramiro García “Mi compañero había echado un trozo de resma al fuego; de repente brotó una pequeña y delgada llama, en la que vi el pájaro con la cabeza amarilla de gavilán” Todo el que quiera nacer debe antes destruir un mundo. El 21 de diciembre de 2012, lejos de los reflectores que invadieron decenas de ciudades precolombinas por la llegada del Oxlajuj Baktún, se realizaron innumerables ceremonias en lugares menos públicos, pero sin duda más significativos. Una de ellas se celebró en Champerico, al lado del mar, en la costa del pacífico de Guatemala. Fue la vigésima ceremonia del Winal, los 20 días anteriores al Oxlajuj Baktún. El lugar, en el que se reunieron menos de 10 personas, no fue escogido al azar. La llegada del Baktún, más que el término de un ciclo (como erróneamente se le ve desde la óptica occidental) se trató de un nuevo comienzo, por lo tanto era primordial observar la llegada de un nuevo sol. Los ojos que observaron el fuego esa noche vieron...
Apuntes breves y no tan breves sobre más de diez cosas.