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Mostrando entradas de marzo, 2013

No te lleves la lata de huevos de codorniz a la selva, beibi

( Segunda parte ) La cabaña permaneció cerrada y guardó todos mis miedos.  Llovió la noche entera: el techo de lámina me dio un concierto exquisito. La cama fue confortable y el viento se coló un par de veces por la ventana, para recordarme que debí cargar con el sleeping. Amanece. Oigo un lamento, hondo, grave, corto. Se repite y sonrío: saraguates (Allouata pigra).  Están en peligro de extinción como pumas, jaguares y otras especies que esta región guarda. Dormí y soñé y el sueño fue tan importante que lo recordé por la mañana para luego olvidarlo.  Luego se volverá déja vú, es más importante este sonido pequeño, este pedazo de selva entre los oídos. Vine por él y aquí lo tengo: todo mío. Pienso dormir hasta que se me agote el sueño, pero recuerdo que el transporte es escaso el fin de semana y que debo sacrificar tiempo por comodidad y responsabilidad (vamos, el lunes sigue viniendo). Ale con la famosa lata. MacGyver estaría orgulloso de mi: abrí la...

No te lleves la lata de huevos de codorniz a la selva, beibi.

(Primera parte) La cosa empezó bien. Los taiwaneses le empacaron a los estadounidenses y heme acá, en el súper, atraída por una lata de color comunista que me ofrece la felicidad a cambio de veintitantos quetzales. No puedo llevar demasiado peso, pero la lata me cusquea tanto y me convence con su redondez y el recuerdo de aquél día en que las demás chicas del grupo le hicieron caras a los huevitos desconocidos y Claudia y yo les dijimos que ni probaran porque estaban horribles, mientras aguardábamos la recompensa de la travesura. Tomo la lata, pan, atún (bendito atún), nueces y mermelada de piña.  Corro. Es jueves, el teléfono está descompuesto y no puedo ir a la clase de guitarra.  Mañana a esta hora, estaré en la jungla. Viernes: Mi cuerpo rezonga muy dentro y no quiere moverse. La alarma amenaza con ese ruido desabrido que tienen las alarmas. No hay snooze. No puedo darme el lujo. Salto de la cama.  El cuerpo que quedó dentro de la caja de Schrödinger sigue durm...