( Segunda parte ) La cabaña permaneció cerrada y guardó todos mis miedos. Llovió la noche entera: el techo de lámina me dio un concierto exquisito. La cama fue confortable y el viento se coló un par de veces por la ventana, para recordarme que debí cargar con el sleeping. Amanece. Oigo un lamento, hondo, grave, corto. Se repite y sonrío: saraguates (Allouata pigra). Están en peligro de extinción como pumas, jaguares y otras especies que esta región guarda. Dormí y soñé y el sueño fue tan importante que lo recordé por la mañana para luego olvidarlo. Luego se volverá déja vú, es más importante este sonido pequeño, este pedazo de selva entre los oídos. Vine por él y aquí lo tengo: todo mío. Pienso dormir hasta que se me agote el sueño, pero recuerdo que el transporte es escaso el fin de semana y que debo sacrificar tiempo por comodidad y responsabilidad (vamos, el lunes sigue viniendo). Ale con la famosa lata. MacGyver estaría orgulloso de mi: abrí la...
Apuntes breves y no tan breves sobre más de diez cosas.