Leí el término "florecita de barranco" cuando un conocido describía la belleza inusual de la chica que le entregaba los tacos en un puesto callejero. El término me causa molestia a pesar de la admiración con que aparentemente se usa para referirse a la belleza inaudita que se encuentra en sitios donde se asume que resulta poco frecuente y que son, por supuesto, entornos distintos y de estrato socioeconómico inferior a quien suelta el comentario. ¿Qué es la belleza y a quién le pertenece? La discusión puede resultar amplia y pensaba citar mucha teoría sobre la creación de los patrones estéticos por la clase dominante y como los dominados se ven obligados a seguir los patrones estandarizados que la élite discurre, en un mero ejercicio de sobrevivencia y adaptación. En como el dinero y la clase nos permiten decir qué es bonito y qué no, en qué sitios hay belleza y en cuáles no, carajo, porque no son los nuestros y debe ser raro que exista. También debería en este punto abord...
Gracias Liliana.
ResponderEliminarAgradezco mucho el espacio, confieso que el comentario lo tirè sin pensar que a muchos les caería el twenty, me dice que muchos estamos sintonizados màs de lo que imaginamos.
Me alegra sobremanera pensar que Demian un libro que cambiò mi forma de "creer y pensar" es canal de uniòn.
Me gusta más pensar en la relectura y esos pasajes que parece que nunca leí.
Aportaré con las HT's. Gracias.
a mí me sucede que leo en Sinclair dos cosas que me encantan: el deseo de desarraigarse de la niñez, posteriormente, de la juventud. Algo que es tan distinto en mi país y mi cultura, en la que se suele quedar el ser prendido a la teta materna, al ombligo de la tierra, para luego vivir añorando el placer, la seguridad que eso brinda. Una falsa seguridad, pues el ser a su vez está prendido a una teta prendida a su pasado anhelante. Como un enorme círculo vicioso: mi padre y mi madre prendidas a las tetas de mis abuelas, y ellas, a su vez a las de mis bisabuelas, etcétera.
ResponderEliminarDice por ahí Sinclair: "Muchos se estrellan para siempre en este escollo y permanecen toda su vida apegados dolorosamente a un pasado irrecuperable, al sueño del paraíso perdido, que es el peor y más nefasto de todos los sueños".
Bravo, qué hdp más acertado. Justo lo que tanto me ha parecido que es, a lo largo de los años, y que he perseguido: vivir prendido a ese pasado irrecuperable tan lejano como ya ficticio.
En mi cultura es normal no querer desarraigarse, al contrario, es normal aferrarse con miedo a soltarse. A veces pienso que esa es la razón de que habitemos país tan nefasto, inseguro, timorato, ahuevado, porque, en el fondo, nos da miedo la inseguridad que produce el desarraigo. Bueno, sigo leyendo...
Abrazos
juan carlos
Juan Carlos: su aportación me recordó algo que leí una vez, de una persona que utiliza un evento trágico en su vida para "vivir triste, mal o amargado" que de pronto serìa un buen ejemplo para no arrancarnos de raíz a ciertos eventos o costumbres.
EliminarEspero que no les moleste, pero publicaré aquí, además de algunos HT en el WT, mis comentarios, es que a veces me frustran los 140, pero solo a veces.
ResponderEliminary muchas gracias, Liliana.
Al contrario Juan Carlos, bienvenido. Ahí está el espacio, solo es de tomarlo.
EliminarCuriosamente, y no tanto, la relectura de Demian coincidiò con otro libro que tambièn habla de las enseñanzas que dejan esos eventos en la vida de los cuales si se sobrevive se vuelve uno completamente diferente a lo que era.
ResponderEliminarSiempre me desorientò el hecho que Hesse contara la vida de Sinclair en primera persona, porque este tenìa falta de carácter y esa inseguridad sobre las creencias y el mundo. Digo, tampoco es que un niño tenga que tener todo el conocimiento del mundo. Pero es curioso como Max Demian a pesar de su juventud era tan sabio. Un nivel superior.
Ese tamabaleo que da Sinclair cuando profundiza en la vida de Caín y la señal, ante la vista de Sinclar y de los lectores Caín deja de ser el detestable asesino y muta en un ser misterioso. Es decir, esa capacidad de utilizar la lógica y compartir sus claves pueden hacer tambalear a alguien que no ha cimentado su fe.
Y bueno, personalmente considero ese uno de los mayores atributos de Demian, el constante cuestionamiento de nuestras vida, pensamientos y actuaciones.
La lectura me evocó momentos bien precisos en la historia de mi vida.
ResponderEliminarMe gusta de Hesse la Búsqueda.
Sus personajes van del apego al desapego y a un nuevo apego.
En mi lectura –no sin alguna momentánea irritación- observé dos cosas que en algún momento me agobiaron: esa búsqueda e idealización del amo, y el discurso de Liceo.
Pero aterricé en que el autor evita poner coronas de laurel a un solo personaje superdotado en bien de la humanidad novelada. Al contrario, resulta que son muchedumbre. Quiero decir que Sinclair, Demian, y el resto, más filosofan que parlan. Sin embargo, pareciera que con ello Hesse dice que la sublevación del ser proviene de un ser maduro que habla desde adentro, y desde hace siglos –pues toca verdades de siempre, provenientes de otros fueros- y que esa sublevación discurre sobre sus iguales, aunque sean niños de aula, organistas de iglesia, borrachines o refinados.
De manera que si en algún momento de mi lectura me hice esta pregunta: “¿en qué puto mundo viven estos seres?” ¿Son inhumanos?, comprendí -acaso mal, pero más satisfactorio para mí- que es un lenguaje interno.
En cuanto a la búsqueda del amo, hay cierta idealización del ser, de la amistad y de la relación.
Sinclair sale de un mundo (de dos mundos) hacia su vivencia en el otro mundo. Usa un trampolín (Max) para abandonarse a un amo (Max).
El ser humano –en su mayoría- busca doblegarse ante algo, no necesariamente otra persona –aunque a veces, sí-; busca esclavizarse a un ahínco, tendencia, sueño, futuro, todo lo que ya estaba ahí.
Así como Max Demian tiene poder sobre Sinclair, es un poder físico intelectual y de nuevos cánones o de aprendizaje, el ser busca sus nuevos cánones y “busca su búsqueda”, como cuando guarda en papel periódico un aguacate por unos días para luego devorarlo.
Bueno, por ahora quise compartirles estos breves pensamientos, recordándoles que me siento feliz por estar unidos a ustedes en esta maravillosa lectura.
juan carlos
Y 3:
ResponderEliminarCuál es la clave. Acaso una voz interna nos avisa cuál es la llave que abre la inmensidad. Escucharla es difícil. Y más difícil será atenderla.
La Ruta de Sinclair por la vida me pareció, como les compartía, una búsqueda del amo para conocer sus pasos, pero se encuentra, sin embargo, con guías. El universo es el amo que ofrece guías para su cortejo.
Esos guías tienen la proporción de su estatura humana, pero la grandeza de algo suprahumano.
Demian, la novela, me permite acercarme a mí. Es como si me recordara que algo llevo adentro, algo que es mejor y más desconocido, mil veces más importante que mis manos, cuerpo, voz y densidad.
El universo es la patria, dice H Hesse.
Salido de la casa materna, pasando por las tabernas, vemos hoy a Sinclair hundido en sí mismo, anhelante de amor, aceptado en el amor de Frau Eva y de Max para, después de la guerra, seguir su proceso. Todos, sin excepción, cruzamos una guerra hacia el amor y el destino.
Avanzará Sinclair con buen pie toda vez que invoque la guìa y al amor, Eva y Démian. Avanzará conectado a las fuerzas perennes que solo atraviesan una parte la tierra un corto tiempo.
Estar “marcado” es parte del camino. Sinclair, en sus horas de mayor desgracia, pudo ser rescatado por Frau Eva, pero no fue asì porque solo tras el deseo de salir de ese mundo puede llegar el deseo profundo de tocar el otro estado, el de la vibración sintonizada con el discípulo de Tolstoi, Bismarck, Nietzsche, y el resto de seres que vibran en la misma frecuencia, no como genios, sino como pequeñas mónadas que ya encontraron parte de su camino.
Viajera o viajero que has tenido a bien soportarme hasta estas líneas, un ramo de letras pongo a tus pies: miralas; llevan una luz como asteroide que cruzó mi mente y cruzarán tu cuerpo. Te dedico, con el amor dispuesto la verdad de quien se sabe enganchado un instante a tu persona, un toque de nuestro destino, unidos aquí y ahora, extrañamente. Esto te recordará que eres más lo que eres por dentro que lo que ven tus ojos. Transubstanciación humana que cruza, por medio de un deseo, una capacidad o la práctica. Somos la barrera material disuelta, algo que se besa fugaz un núcleo de amor, nuestro lado divino. juan carlos