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Nymphomaniac, Vol.I y II




"For me, love was just lust with jealousy added; 

everything else was total nonsense. 
For every hundred crimes committed 
in the name of love, 
only one is committed in the name of sex"
Joe



Director: Lars von Trier
País: Dinamarca/Alemania/Bélgica/Reino Unido/Francia
Año: 2013

Liliana:


Es la historia de Joe (interpretada por Charlotte Gainsbourg), quien al ser rescatada luego de una golpiza plantea su vida desde su propio punto de vista. Joe se declara ninfómana y escarba desde su niñez en busca de una causa. Narra sus experiencias sexuales y como su vida se va adaptando no en la búsqueda de satisfacción sino en la necesidad de alimentar un apetito existente.


El sonido limpio característico en von Trier, se adereza con ritmos que mezclan sonidos clásicos con el metal industrial de Rammstein y logra atrapar desde las primeras notas y la letra de Führe Mich en esta escalada de mercadotecnia que precedió el estreno de una película que limitadamente, según yo, ha sido clasificada como porno hardcore.


Nymphomaniac tiene muchos ritmos. La historia varía al ser contada y permite seguir la historia a través de 117 minutos en el volumen I y 123 minutos del volumen II. Luego, el orden en capítulos que responden de alguna manera a la secuencia Fibonacci y que va hilando los relatos de Joe con las experiencias "limpias" y "desinteresadas" de Seligman (interpretado por Stellan Skarsgrd) provee de múltiples signos y significados a una historia bastante elaborada.


El discurso visual es a mi parecer bastante franco y la fotografía aporta en color y construcción a la historia. Las imágenes explícitas se encuentran en toda la producción y quizá es por ello que se ha encasillado como pornografía. Encuentro que la película tiene imágenes del cuerpo humano y de humanos cogiendo. La historia y lo que alrededor de estos personajes sucede, sus motivaciones, sus búsquedas, sus carencias y el resto de circunstancias me parece mucho más complejo que ver penes y vulvas y catalogar por ello. 


En los créditos se encuentran muchos nombres conocidos, de todos ellos la sorpresa más agradable fue la actuación de Uma Thurman, que logra disfrazarse dentro del personaje neurótico (y clichetero, sí) que representa. 

Como toda película de von Trier, está precedida por la firma de su director (y en este caso también escritor) y aunque la expectativa por el culto necesario funcionó, también la película sustenta su promesa aunque coincidimos con @La_Introversion, en que pudo llegar a más.




@La_Introversion:



La ví finalmente. Me gustó, aunque creo que el director desaprovechó la oportunidad de hacer tres mierdas varios mitos/sandeces.

El mito de la femme fatale lo deja intacto, por ejemplo. No aclara que ninguna es femme fatale en si misma, sino en función de las reglas de belleza hegemónicas definidas por la masculinidad, ni mucho menos pone en evidencia que es un mito reivindicativo del relato bíblico que nos define a las mujeres como intrínsecamente falsas y malévolas. Además, los verdaderamente fatales son los hombres, pero en fin...

Otra limitación del relato es que en ningún momento se explora ni denuncia todo lo que implica el mero hecho que las personas no cogemos en horizontalidad. Pensé en esto por las escenas donde ella se erotiza cuando el fulano ese la golpea. Creo que es muy tentador ver esas escenas, distanciarse y no identificarse, pero la verdad es que casi todas las personas nos erotizamos con las dinámicas de dominación-sumisión de una u otra forma, y no estoy hablando de látigos ni golpes físicos per se, sino de todo el resto de sutilezas que entran en el saco de la erotización de la dominación-sumisión.

El planteamiento que se hace sobre la pedofilia como un deseo sexual que puede surgir en una persona de manera independiente al contexto cultural es irresponsable. Hay culturas no occidentales donde han normado que la primera relación sexual debe ser en edad preadolescente y con unx adultx. Se ha dicho que como no le atribuyen el significado cultural de desviación-perversión a la práctica, el ritual no trauma a la persona "iniciada"…pero ese es otro contexto. Plantear que los pedófilos (que en su mayoría son hombres y eso no es producto del azar) son unos incomprendidos por la cultura vigente, es justo el tipo de idiotez que debiera servir para entender que el macho aunque se vista de “sensibilidad y sofisticación artística”, macho se queda. Su planteamiento alimenta un montón de ideas turbias funcionales al pensamiento patriarcal y su cultura de violación.

Se queda en el tintero también el hecho que el relato de Joe está atravesado por su raza y clase. ¿Porqué asumir que su sexualidad sería igualmente estigmatizada y condenada en una cultura no occidental? Como no es explicitado, la experiencia blanca clasemediera heterosexual de Joe queda tácitamente universalizada, como siempre.

De hecho, si Joe fuera lesbiana, el relato entero colapsa porque la heteronormatividad la pondría en “su lugar” a la fuerza. La escena en el tren, por ejemplo, además de ser imposible, fácilmente se pudo haber convertido en un doble lesbocidio, porque negarse a darle placer sexual a los hombres puede llegar a ser castigado con la muerte incluso en países con “leyes avanzadas” (esto último es oxímoron).

Es interesante que incluso cuando la heteronormatividad deja de producirle placer a Joe, su “lógica” heteronormada en su búsqueda de algo “distinto” le lleva directamente a consumir más violencia heteronormativa. Dentro de toda la supuesta gran rebeldía de Joe, es curioso que no se le ocurre franquear las barreras de la heterorrealidad para conseguir placer sexual hasta que las circunstancias la obligan.

Como tantas cosas que en todo este sopor patriarcal no dan curiosidad ni sospecha de que a lo mejor, algo huele a mierda, el mero hecho que “ninfomanía” es una palabra conocida y “satiaris”, que es el término utilizado por la Organización Mundial de la Salud para denominar la hiperactividad sexual masculina, no se conoce, responde a que la libertad sexual disidente en este sistema intrínsecamente heteronormativo es equiparada a enfermedad. La hiperactividad sexual masculina es “la norma”, de ahí que “satiaris” es una palabra desconocida y “ninfomanía” no.

Pese a todo lo anterior, creo que es una historia que nos habla a la mayoría de personas y nuestra experiencia con el vacío. Lo de ella era coger, lo de otra gente es trabajar, y bueno, ya sabemos que la lista de intentos/métodos/inventos (socialmente aceptados o no) para negar el vacío existencial es interminable.



Me gustó el final, que yo interpreto como la ridiculización del macho intelectual protagonizado por el fulano que "escucha" el relato, y que después de todo lo que "escuchó", bien que quería ver si cogía con Joe hasta que ella lo manda a la chingada con todo y plomazo. 


Liliana:
Coincido en que a von Trier le hizo falta arriesgarse más. 

El tema de la pedofilia y el planteamiento de la protagonista como víctima del abuso que también ella comete no permite ver en primera instancia la violencia que implica. Tampoco en la escena del pobre pedófilo incomprendido, donde más bien se disfraza y justifica haciéndolo lucir como víctima de sus sentimientos y emociones. Este planteamiento me parece particularmente difuso. 

Por otro lado, la cadenita en la que se hila la historia y que responde a las normas de clase y raza de siempre, sostienen esa norma desde la cual, entre lo que transgrede, también se sostiene.

Existe un momento en el que Joe confronta lo que se espera de ella y descarga su ira contra el grupo de autoayuda. Acepta lo que es y descarta ser vista desde otro estándar. Ese momento, como el final de la película son dos escenas que han llamado mi atención, tal vez no por la transgresión sino por la sinceridad con las que se logra la interpretación de la misma. El héroe, el personaje del tipo santo que escucha sin ningún interés propio y que quizá transmite la idea de la redención externa no es más que otro individuo que pretende sacar provecho de la caridad que practica y que en este caso está planteada de una forma física, aunque en la realidad a veces suceda tal vez nada más en forma de expiación de culpas.

Dentro de todas sus carencias y límites, la película enfrenta también con la idea de las normas. Cómo los individuos somos catalogados en parámetros que no siempre nos contienen y cómo a pesar de nuestra insignificancia y la simpleza de los instintos, intentamos darle forma y protocolo a todo, a veces a pesar de nuestro propio ser, para hacernos entrar en ese tubo apretado que se llama normalidad y como a partir de ese encierro social, se desata la lucha interna por encontrar las propias respuestas. 



Nota: El texto fue escrito en colaboración con @La_Introversion. Los segmentos de esta reseña están organizados según el ritmo de nuestra conversación virtual porque así surgieron e identificados al inicio de los comentarios de cada una.

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