Hoy, sentada frente al volante, encontrando un pretexto para no encender el motor, vi frente a mi a una de las mujeres más fuertes y decididas que conozco: venía llorando. Los lentes oscuros no alcanzaron a cubrir la nariz roja y el gesto compungido. La vi con ternura y entendí que el sentimiento era compartido.
Monsy inició el colegio fuera de temporada. El ciclo había iniciado y ella tenía apenas 17 meses, por lo que ni siquiera pensamos en ello. Algunos cambios en nuestra rutina y el hecho de no tener ninguna otra opción de resguado mientras ambos estudiábamos una beca, nos hizo considerar la opción del colegio. Monsy para entonces tenía ya un año y 9 meses.
El colegio se presentó como una buena alternativa, tomando en cuenta las actividades extracurriculares que ofrecían. El horario de 8 a 13 horas resultó muy cómodo para nuestro período de estudios y entonces el peregrinaje de todos los años inició.
Hoy, cinco años más tarde y a pesar de que tenemos alguna experiencia en la separación que el inicio del período escolar representa, el primer día de clase siempre resulta difícil para los tres, por lo que aquí hay algunas recomendaciones que pueden ayudarles:
- Nunca un lugar desconocido: La escuela o colegio no debe ser un lugar ajeno al niño o niña. Debemos tomar en cuenta que en él "vivirá" muchas horas al día y que hasta el momento es únicamente el hogar el sitio de referencia de los pequeños (si es que no ha ido a la guardería o a otro sitio de cuido). Visiten con anterioridad el lugar, busquen los sitios agradables, los lugares de juego, la dirección y por supuesto los baños. Esto, además de darles una idea general de las instalaciones (que es necesaria antes de tomar la decisión de inscribir a los peques) ayudará a los nuevos alumnos a sentirse más cómodos y en confianza.
- Nunca le hables a extraños: Como muchas incoherencias en la vida, enseñamos a nuestros hijos a no hablarles a desconocidos y luego los forzamos a quedarse (muchas veces llorando y contra su voluntad) en un lugar que casi no conocen y con un total extraño (la maestra o maestro). Es muy necesario conocer a quien se encargará de apoyar a tu hijo o hija en la parte académica y sobre todo, es importante que tu hijo o hija l@ conozca. Si el establecimiento no programa citas previas con el maestro, calendariza un par. Visita al maestro o maestra, presenta a tu hijo o hija y anímales a platicar. Esto ahondará la confianza de tu hijo o hija el primer día de clase, cuando tengas que marcharte no quedará sol@.
-¿Esperar o salir corriendo?: El año pasado vi a una pareja joven quedarse todo el día afuera del aula, mientras el niño de 5 años recibía sus primeras clases. El chico lloraba si sus padres se movían de ahí. La espera tardó una semana y el chico permaneció finalmente en el colegio.
Conozco a otra niña que lloró tanto el primer día de clases que su mamá no se atrevió a dejarla hasta un año más tarde.
Comprendo a los padres y sinceramente envidio el tiempo para ambos ejercicios de paciencia. Con un trabajo de horario fijo esperando, no puedo darme el lujo de quedarme fuera todo el día. Ante todo, tu hij@ debe saber que al llegar al colegio deberá permanecer dentro y esperar que regreses por él o ella. Es un ejercicio de confianza para nosotros y para ellos llega a ser un completo acto de fe. No soy partidaria de las mentiras. Si no puedes esperar fuera todo el día, díselo con claridad antes. Explícale que será cuestión de unas horas y sobre todo: no te mortifiques. Todos sufrimos con el ideal de ser el padre o madre perfecta y créeme, ninguno lo logra. Tal vez debamos darle más importancia al reencuentro, a comunicar con alegría lo que vivimos y reforzar la idea de que cada uno, a partir de ahora tendrá su propio espacio y vivirá sus propias experiencias, lo cual no es contrario a compartir felicidad.
Las lágrimas no son malas, son expresión. Si el pequeño llora, paciencia. No lo regañes ni pretendas aparentar que nada pasa. Está atravesando por un cambio drástico. Compréndelo, háblale suavemente y entiende que la separación le está resultando difícil. Las personas que mejor le conocen son ustedes: sus padres. Son ustedes los que mejor pueden encontrar la forma de ayudarle a enfrentar ese cambio.
Antes es mejor que correr: Los cambios se afrontan mejor si sabes de qué se trata. Dediquen tiempo a platicar, cuéntenle anécdotas propias de las que pueda aprender. Ése primer día, levántense con el ánimo arriba y en equipo coordinen las tareas para que todo resulte práctico y relajado. Es más fácil enfrentar al mundo con serenidad si has aprendido a vivir con ella.
Monsy inició el colegio fuera de temporada. El ciclo había iniciado y ella tenía apenas 17 meses, por lo que ni siquiera pensamos en ello. Algunos cambios en nuestra rutina y el hecho de no tener ninguna otra opción de resguado mientras ambos estudiábamos una beca, nos hizo considerar la opción del colegio. Monsy para entonces tenía ya un año y 9 meses.
El colegio se presentó como una buena alternativa, tomando en cuenta las actividades extracurriculares que ofrecían. El horario de 8 a 13 horas resultó muy cómodo para nuestro período de estudios y entonces el peregrinaje de todos los años inició.
Hoy, cinco años más tarde y a pesar de que tenemos alguna experiencia en la separación que el inicio del período escolar representa, el primer día de clase siempre resulta difícil para los tres, por lo que aquí hay algunas recomendaciones que pueden ayudarles:
- Nunca un lugar desconocido: La escuela o colegio no debe ser un lugar ajeno al niño o niña. Debemos tomar en cuenta que en él "vivirá" muchas horas al día y que hasta el momento es únicamente el hogar el sitio de referencia de los pequeños (si es que no ha ido a la guardería o a otro sitio de cuido). Visiten con anterioridad el lugar, busquen los sitios agradables, los lugares de juego, la dirección y por supuesto los baños. Esto, además de darles una idea general de las instalaciones (que es necesaria antes de tomar la decisión de inscribir a los peques) ayudará a los nuevos alumnos a sentirse más cómodos y en confianza.
- Nunca le hables a extraños: Como muchas incoherencias en la vida, enseñamos a nuestros hijos a no hablarles a desconocidos y luego los forzamos a quedarse (muchas veces llorando y contra su voluntad) en un lugar que casi no conocen y con un total extraño (la maestra o maestro). Es muy necesario conocer a quien se encargará de apoyar a tu hijo o hija en la parte académica y sobre todo, es importante que tu hijo o hija l@ conozca. Si el establecimiento no programa citas previas con el maestro, calendariza un par. Visita al maestro o maestra, presenta a tu hijo o hija y anímales a platicar. Esto ahondará la confianza de tu hijo o hija el primer día de clase, cuando tengas que marcharte no quedará sol@.
-¿Esperar o salir corriendo?: El año pasado vi a una pareja joven quedarse todo el día afuera del aula, mientras el niño de 5 años recibía sus primeras clases. El chico lloraba si sus padres se movían de ahí. La espera tardó una semana y el chico permaneció finalmente en el colegio.
Conozco a otra niña que lloró tanto el primer día de clases que su mamá no se atrevió a dejarla hasta un año más tarde.
Comprendo a los padres y sinceramente envidio el tiempo para ambos ejercicios de paciencia. Con un trabajo de horario fijo esperando, no puedo darme el lujo de quedarme fuera todo el día. Ante todo, tu hij@ debe saber que al llegar al colegio deberá permanecer dentro y esperar que regreses por él o ella. Es un ejercicio de confianza para nosotros y para ellos llega a ser un completo acto de fe. No soy partidaria de las mentiras. Si no puedes esperar fuera todo el día, díselo con claridad antes. Explícale que será cuestión de unas horas y sobre todo: no te mortifiques. Todos sufrimos con el ideal de ser el padre o madre perfecta y créeme, ninguno lo logra. Tal vez debamos darle más importancia al reencuentro, a comunicar con alegría lo que vivimos y reforzar la idea de que cada uno, a partir de ahora tendrá su propio espacio y vivirá sus propias experiencias, lo cual no es contrario a compartir felicidad.
Las lágrimas no son malas, son expresión. Si el pequeño llora, paciencia. No lo regañes ni pretendas aparentar que nada pasa. Está atravesando por un cambio drástico. Compréndelo, háblale suavemente y entiende que la separación le está resultando difícil. Las personas que mejor le conocen son ustedes: sus padres. Son ustedes los que mejor pueden encontrar la forma de ayudarle a enfrentar ese cambio.
Antes es mejor que correr: Los cambios se afrontan mejor si sabes de qué se trata. Dediquen tiempo a platicar, cuéntenle anécdotas propias de las que pueda aprender. Ése primer día, levántense con el ánimo arriba y en equipo coordinen las tareas para que todo resulte práctico y relajado. Es más fácil enfrentar al mundo con serenidad si has aprendido a vivir con ella.
me ha encantado leer tus entradas...estoy deseando leer mas, comparto muchos puntos de vista, como por ejemplo el de la determinacion de los colores para los peques, son ellos los que deben elegir su color favorito, no?
ResponderEliminarun saludito!
Gracias por leer y comentar. El tema de la individualidad es buena idea. Saludos!
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